según algún diccionario: colección de inscripciones recuperadas en fragmentos de lápidas de época clásica.

12.1.10

AVATAR

James Cameron dejará una herencia de impresionante producciones, de las que más de una habrá sido la más cara de la historia del cine, hasta el momento de su estreno (Titanic, Avatar, ¿quizá alguna más...?). Películas con recursos técnicos inimaginables al servicio del espectáculo visual, del movimiento y la acción, ideados y llevados a cabo magistralmente, como los que dejó firmados en los Terminator (la 2 es inolvidable) o en el propio Titanic. Podrá igualmente estudiarse su dominio del entretenimiento, de la tensión narrativa y los recursos que manejan la reacción previsible del espectador, siendo autor de seguramente la mejor y más divertida cinta protagonizada por Schwarzenegger (sí, las hay), True Lies. Por lo que lleva dirigido hasta ahora, sin embargo, no es probable que pase a la historia como filósofo ni como sutil analista del alma humana.

Admitido lo anterior, Avatar podrá considerarse uno de los máximos exponentes del cine de Cameron. No creo que haya hasta ahora un ejemplo semejante de integración de animática y filmación real, en cantidad y calidad. Su acción es trepidante y nos sitúa en una trama de la más ambiciosa ciencia-ficción en medio de planetas remotos, paisajes de una belleza imposible, alienígenas humanoides, tensiones, intereses, enfrentamientos, heroicidad, pasiones… Con una coreografía visual y un ritmo de acción que hace que vuelen los 150 minutos de su corte comercial para España.

Dicho lo cual, hace mucho tiempo que una película no me irritaba tanto. Si algo puede sacarme de mis casillas es que se mine una causa noble (o varias) utilizándola para justificar el propio lucimiento a base de descafeinarla, prostituirla, privarla de todos sus cimientos, su lógica, su coherencia. Y eso precisamente hace Cameron en Avatar. No sé decir si por hipocresía, simplismo pueril, ignorancia o todo ello junto.

El guión elabora un paradigma del bien absoluto que se sustenta en un refrito de teorías postmodernas o inmemoriales, entre las que se reconoce una revisión energética de Gaia, el panteísmo naturalista y el buen salvaje roussoniano, que deben de pretender justificar una especie de ultra-ecologismo de tintes religiosos... o no, nada de tintes, manifiestamente religioso, con diosa, altar, congregación, oraciones y todo lo demás. Ahora la diosa es la Naturaleza, y se le reza en un arbol, eso sí, todo es muy energético y saltan chispitas… pero vamos, que nadie se despiste por la parafernalia, animismo puro. Al bien, claro, se enfrenta el mal, no menos absoluto y simple, sumado por la ambición, violencia, odio y todas esas cualidades que perfilan al malo malísimo.

Hasta aquí todo discutible, infantil, poco serio… de acuerdo, pero no ha llegado lo peor. Lo realmente infumable es que al final la película es lo que es y Cameron vuelve por donde solía, para resolver el antagonismo al viejo estilo: Los buenísimos se dejan de tonterías y hasta a la propia Madre Tierra se le inflan las narices, para acabar con el problema en formación militar y a tiro limpio, violencia contra violencia, batallas de libro, contraataque y aniquilación del malo. ¡Coño con Gaia! Si al final donde saben acabar con los ataques contra el equilibrio ecológico va a ser en West Point.

Como resultado toda la parábola ecológica queda desactivada, la intención pacifista ninguneada, prostituída. El mensaje es de una perversidad pavorosa: no hay otro medio, no hay otra lógica, no hay otro equilibrio: si te atacan, ataca, ojo por ojo, la violencia es la solución.

No creo que pueda hacerse más daño que con este tipo de ideas, que sustentan la guerra desde el principio de los tiempos, revestidas de la piel del cordero buenrollista universal, justificada por una magia energética inexplicada y remota, y que no comunica un esquema de valores contrastables, con el que uno puede comprometerse y que sea aplicable en nuestra vida cotidiana.

Uno prefiere pensar que estos productores sólo son mentes simples e ignorantes, incapaces de construir un discurso sólido más allá de sus esquemas consabidos. La otra explicación da miedo. Si ésta es la capacidad de compromiso de Cameron, prefiero el mensaje de Terminator, que no pasa de un Dirty Harry ciborg, por lo menos no engaña a nadie y sabemos a qué atenernos. Pero si la conciencia ecológica y pacifista de nuestros adolescentes tiene que sustentarse en episodios como Avatar, apaga y vámonos… bueno, no hace falta que apagues, ya se encargarán ellos.

5 comentarios:

SinSombra dijo...

Está claro que no todo el mundo iba a opinar igual...
Mi visión sobre la película no fue para nada la misma.
Quizás si Cameron se pasase a filosofar en sus películas, muchos dejaríamos de ir al cine.

Salu2

antonio martin lupion dijo...

No es por dar la vara. Pertencezco a una organizción basada en el respeto absoluto a la opinión ajena. Pero la tuya, con todo respeto, no es una "humilde opinión" dada su agresividad. El caso es que creo que hay unos aspectos muy discutibles, y otros no avalados por la realidad histórica de la filosofía de las religiones.
Empezando por esta, la diosa ya era la Naturaleza desde tiempos de los Mazdeos. Aristóteles ya lo cercioraba.
No veo ningún "ojo por ojo" pues los invadidos no invaden: simplemente se defienden. Que la naturaleza empuñe armas es una alegoría. Porque esto es una película creada bajo el principio de autoría de propiedad intelectual. O sea: cuenta lo que quiera sin que por ello "mine ninguna causa noble". A mi lo que me da miedo es que haya (hubiera, hubiese) administradores de la verdad ecológica que, tirando de dogmas de fe, vayan diciendo a la humanidad: esto sí, esto no. Miedo que haya integrismos. Por tanto ninguna parábola ecológica queda desactivada. Es más: la Naturaleza es mucho más y está muy por encima del ecologismo como corriente y acción. Todos los "ismos" son apreciaciones. Y estas son mutables por definición. Preservar la Naturaleza no es patrimonio del chico redil de ninguna posición de parte. Cameron no tenía por qué suscribir los "esquemas de valores" de ningun grupo. No hay dogmas. Y su capacidad de compromiso queda patente con el sentido de la Naturaleza (no de ningún "ismo"). Y la Naturaleza, como decía Jaspers en su "Filosofía del Tiempo Axial", es apreciable desde el espíritu. De ahí la caracterización de Dividad de los Mazdeos y otras culturas que se pierden en la noche de los tiempos. Sin acritud.

antonio martin lupion dijo...

Precisamente es lo que (por el bien de la humanidad en su conjunto) no debería hacer: no debería filosofar en sus películas. Pero no lo hace, en verdad. Sólo hace una película de ciencia-ficción. Pero lo curioso es que algunos sí hubieran querido que filosofase acogiendo la "noble causa del ecologísmo", pero en su tenor dictado por quienes se arrogan el rol de Administradores de la Verdad (ecológica)... País!

Yorick dijo...

Amigo Melkart, muchas gracias por tomar tan en serio mis comentarios. Aún no he reunido ánimo para contestar como se debe, pero empezaré abriendo boca con algunas aclaraciones a lo que doy por malos entendidos. Voy:
- No, mi opinión no es humilde y sólo sería una pose que lo pretendiese, como suelen no serlo las que de tal jalonan. Pero, ¿qué virtud moral exhibe una opinión por ser humilde?
- Absolutamente de acuerdo respecto la inmemorial deificación de la Naturaleza. De eso se trata y a eso invoco, que han vuelto a recuperar esa figura como si fuese un "invento", que desde luego no es.
- La defensa con iguales medios es, precisamente, lo que significa la doctrina del "ojo por ojo". Y es algo absolutamente distinto a lo que la naturaleza hace y cómo se defiende, sistémicamente hablando, lo que hace por mecanismos que aún ni siquiera hemos comprendido.
- Que la naturaleza empuñe armas es, en efecto, una alegoría, pero está cargada de un mensaje que entiendo nocivo.
- Ni le voy a contestar a usted sobre la defensa de la libertad de expresión que protege el mensaje de la película, para a continuación verter insinuaciones de dogmatismo e integrismo sobre mi comentario... ¿es que tengo menos libertad de expresión que Cameron, por no defender mis ideas en 3D?...
¡Ome por Dió! Que ya nos conocemos y los dos sabemos que eso es retórica, porque le pilló a usté el día calentito...
- En cuanto a su fobia a los ismos y a los administradores de la verdad ecológica, no puedo estar más de acuerdo. Lo que no contradice el derecho que tiene uno a formarse una idea de como cree que son (o deberían ser) las cosas, y opinar en consecuencia, no me manipule, que le veo haciendo un carrerón en política, don Melkart (por cierto, de qué pueblo es patrono ese santo?)

Si es que todas las deidades fenicias sois iguales...
Ea, seguimos :)

antonio martin lupion dijo...

Menos mal que sabemos que estos comentarios de efecto retardado son de "guante blanco", que diría don Umberto Eco.
Más madera !
- Calificaba usted mismo la suya de "modesta" opinión (sic). Lo ha dicho usted mismo. Y yo replicaba: pues no es humilde... precisamente, dada la carga de corrección que hace(con juicio de intenciones incluido) de don Cámeron Diaz. La virtud moral de la "Justicia" (una de las cardinales, sabemos) exhibe pronunciamientos que pueden ser humildes cuando no persiguen imposición. Ergo, hay una virtud moral anudada a la humildad en el decir. Y la condición de posibilidad de una opinión no es la carencia de humildad.
- No sé de dónde saca que don Cámeron Diaz quiere ponerse la medalla de "inventar" el deismo. Simplemente reconoce una Tradición. Pero no le anima significarse como "inventor" de la misma. Eso parece (pero tendría que ver la 3D, no vaya a ser que ese formato dijese otra cosa distinta). Le preguntaré al Yuyu si ya tienen tresdé caletera, que igual doña Teo ha animado al empresariado local.
- Ojo por Ojo (...y sigue: Diente por Diente). Está en el Pentatéuco, sabemos. Entonces, para que se diese los navi tendrían que haber INVADIDO el planeta de procedencia de sus adversarios. Porque los navi fueron "invadidos". Ese es el OJO. Y no les devuelven otro OJO. No invaden como respuesta. Ergo, no hay "ojo por ojo". Yo al menos no lo veo... !
- La naturaleza se defiende siempre. Y no sólo en la cinta de don Cámeron de la Isla (gran cantaor, por otra parte). Y nada de lo que hace la Naturaleza resulta ser nocivo.
- Faltaría plus ! Claro que dispone usted de libertad de expresión ! Cómo no? ¿Acaso no paga usted sus impuestos? Simplemente me pareció que en su "modesta" opinión había una carga (cierta carga) de dirigismo. Entonces, el dirigismo es otra cosa.
Bueno, que me tengo que ir a Tiro, que los fenicios somos asín.
Sin acritud :-)