según algún diccionario: colección de inscripciones recuperadas en fragmentos de lápidas de época clásica.

11.7.09

NOTAS DE SENDERO


Picos de Europa. Junio 09

Sotres es un aglomerado de casas en una solana, sobre una encrucijada de valles impresionante. Solo un pequeño grupo de casas más recientes, y por ello ignorantes, coloniza la umbría que forma un collado frente caserío principal. Una carretera de montaña casi termina en el pueblo. Digo casi porque en realidad sube a las brañas y prosigue hasta Tresviso en Cantabria. Pero esta posibilidad de comunicación entre las dos provincias es tan peregrina que en realidad apenas hay conexión y el efecto es de fondo de saco. Pues en torno a esa carretera, que se convierte en calle y después en plaza, la plaza, se aglutina la hostelería local y las tienducas, perdón tiendinas, destinadas al turismo fundamentalmente. Porque Sotres, pueblo de ganaderos modestos, de vaqueros de montaña que no alcanzará las doscientas casas, debe a su belleza, o mejor a la de su ubicación, un cierto auge turístico, contando con el senderismo y la gastronomía como principales soportes.

Rodeada de picos (de Europa, precisamente) que aún en junio conserva un porcentaje alto de neveros, por su altura presentan su roca desnuda y escasa vegetación. Las manchas de praderas altas, como llanuras lunares, va dejando aparecer robles solitarios, que descendiendo forman guirnaldas en las laderas, hasta cuajar en robledales hacia algún valle o escorrentía.

Aquí el silencio de la naturaleza es real. Ese mito que he añorado en parajes más vitales y gárrulos, en la montaña se hace silbo del viento entre cañones y algún trino tímido, acatarrado. O nada. Si el pájaro calla solo nos queda el ruido del fuego en la chimenea. Ocasionalmente, la lluvia. Creo que no cabe colección más bella de sonidos.

Los Picos de Europa presentan un panorama con frecuencia sobrecogedor. La combinación de macizos rocosos, praderas y bosques se conjuga en innumerables sintagmas, consiguiendo saturar la capacidad de belleza del espectador. La intervención humana (un sendero, un conjunto de refugios de vaqueros) y el moteado del ganado en las laderas no hacen sino subrayar la perfección del cuadro.

La Senda del Cares discurre a través de la garganta que forma el río del mismo nombre. Cogiéndola desde el Norte comienza en Poncebos, Asturias; el recorrido más espectacular discurre hasta Caín, ya en la provincia de León, a 13 Km. de distancia. La comunicación rodada implica semejante desvío que es mejor plantearse la ida y vuelta a pie. El mayor esfuerzo, un desnivel de más de 300 m en 2,5 km de desarrollo, se encuentra en el comienzo por Asturias y no corresponde a una zona especialmente bella (aunque todo el recorrido lo es) así que, salvo que se quiera realizar un buen ejercicio aeróbico, lo más rentable es comenzar por Caín y cuando se está iniciando el ascenso a los collados ( a unos 10 km) darse la vuelta. En el recorrido no hay posibilidad de avituallamiento ni refugio, si exceptuamos algunos de los numerosos túneles. No hay tampoco ni una fuente, aunque las escorrentías de agua de la cumbre son frecuentes y sin contaminación aparente (no hay pasto ni ganado hasta la cima). Lo peor del recorrido es el firme, sobre todo en las pendientes, que requiere una buena suela y tobillos firmes; lo mejor, claro, la vista, ininterrumpidamente bella, sorprendente, grandiosa, que han convertido a este sendero en una de las rutas más populares entre senderistas, paseantes, jubilados y turistas en general ( los más avisados y menos deportistas evitan el ascenso astur), lo que constituye la segunda precaución que hay que tomar: no ir nunca en periodo de vacaciones o en fin de semana, si no se quiere practicar senderismo en filia india; porque incluso fuera de esas fechas, si el tiempo acompaña, el camino estará transitado.

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