según algún diccionario: colección de inscripciones recuperadas en fragmentos de lápidas de época clásica.

24.7.08

CANADA.03

Leído el final de la última entrada, es preceptiva la referencia al cuento borgiano en el que propone el llano e inacabable desierto como el peor laberinto. Hecho el honor al maestro, sigo con algunas ideas al hilo de la cuestión urbana:
Toronto es irreconocible en planta, sólo se explica en alzado. Lo cual les pasa más o menos a todas y decirlo sería redundante si o fuese porque éste es un caso paradigmático. La escala de los edificios configura la escala real de la ciudad, que en planta es plna, homogénea, irreconocible. La realidad construida es sin embargo de un relieve y una variedad notables. Determinadas avenidas levantan abruptamente sus edificios llegando a componer rascacielos dignos de ese nombre. Una manzana más allá, sin explicación urbanística plausible, la ciudad se desploma hasta dos, tres alturas. El urbanismo parece responder a la presión de la demanda comercial sin filtros intermedios, “auto-desreguládose“ libremente.
Se genera así una “orografía urbana“ sobre un suelo sensiblemene plano. Algo así como lo que dejé escrito sobre Buenos Aires y su “orografía de la riqueza“ (entrada “Primera mirada a Buenos Aires“ 15.08.07), pero sin un trasunto económico-social, sino económico-comercial. Porque aquí no refleja el binomio riquez-pobreza, sino más precisamente la diferencia entre los núcleos donde se produce la riqueza y las áreas en las que se disfruta.
El resultado es una ciudad enormemente variada, que no podemos prever en el plano de ninguna forma. Desde el downtown puro de enormes moles comerciales y financieras se expande en una variedad mareante de barrios peculiares por la intensidad en la ocupación de las manzanas, la aparición de una cantidad muy notable de verde, por su arquitectura y, fundamentalemente, por la naturaleza de la ciudad que construyen en cada lugar sus ocupantes, en función de clase, etnia, edad, ocupaciones... Una ciudad que permite el viaje interior a mundos diversos con resultados sorprendentemente diversos en un número increíblemente pequeño de paradas de tranvía.

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