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Hace unos cuantos meses, mucho después de comenzar el blog pero ya hace tiempo, le coloqué un contador de visitas. Debo de suponer que funciona bien, parece un mecanismo sencillo.
Normalmente no le presto atención, pero hoy me he sorprendido con la redondez del número 100. Hay blogs que reciben miles de visitas diarias y Lapidaria ha merecido 100 miserables visitas en bastantes meses.
La reacción instintiva a sido de decepción, lo reconozco, internet nos acostumbra a las grandes cifras. Pero entonces he reflexionado: La dirección de este blog la tenéis un número reducidísimo de mis más estimados amigos, quizá menos de diez. Ese 100 significa que en cien ocasiones un querido amigo ha dedicado su tiempo a abrir este blog y, quizá, ha prestado su atención a lo que escribo, llegando incluso a dejar algún comentario; significa que en cien momentos alguien cuya opinión me importa se ha interesado por lo que yo opino.
Y entonces esa cifra me ha parecido descomunal, asombrosa, totalmente inmerecida, si la entiendo como una suma de decisiones personales, de momentos privados, una renta de cariño expresado en nada menos que 100 miserables visitas.
Gracias.
según algún diccionario: colección de inscripciones recuperadas en fragmentos de lápidas de época clásica.
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5 comentarios:
Yo te leo desde mi lector de feeds, por lo que mis visitas no se registran en tu contador ;)
Osea, ¡que puede haber incluso más entradas, qué barbaridad! Muchas gracias por tu fidelidad :)
También pueden ser menos porque la mismas persona puede mirar varias veces.
tú siempre dando ánimos... aunque bien pensado eso significaría una cierta persistencia, interés, fidelidad, que me halaga aún más... todo es cuestión de optimismo y de no confundir cantidad con calidad.
pero si es un placer leerte !!! Da igual el numerito...
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