“ La cueva más bella bajo el cielo del Sur”
Eso dijo no sé que Emperador cuando la vió, y allí está escrito.Y es bastante impresionante, catedralicia. Huong Son (por cierto, es una experiencia que te deletree en inglés un vietnamita), la montaña del perfume, que le da nombre a todo el entorno, alberga la enorme cueva en el fondo de un circo de rocas cubierto de selva. Este es el auténtico, telúrico, lugar de los dioses y de la religión. El que descubrieron los tres monjes originales y consagraron.
La pagoda inferior es una “vulgarización” (sensu stricto) necesaria para difundir el conocimiento y hacer acceible a una mayoría el lugar pero, como suele suceder, la verdad está arriba. Por cierto, si no se busca reproducir el camino iniciático por algún motivo personal, mejor subir en teleférico. Incluso bajar es agotador por la irregularidad del pavimento, subir debe de ser heroico.
Otra experiencia es recorrer los aproximadamente ocho millones de puestos de recuerdos, rosarios, comida, chucherías, música... que jalonan la subida (he oído rap en vietnamita a la puerta de una pagoda en medio de la selva… ¿qué más puedo decir?). Destinados, eso sí, al visitante devoto local más que al turista, lo que le quita un punto de horror, le añade pintoresquismo kitsch rociero-oriental y explica el perfil no sé si natural o sorprendente de los chiringuitos.
En cualquier caso, el paraje alberga la mayor cantidad de mierda que he visto en un sitio no declarado vertedero por su ayuntamiento (y que además es una maravilla natural). Habrá que escribir en otra ocasión sobre el concepto de respeto a la naturaleza que manejan las diferentes culturas.
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