
Al atracar por la noche, se convierte en un Torremolinos flotante, aglomeración de hoteles que, para la ocasión, encienden los carteles luminosos.
Otra cosa estupenda del tema es que han regalado a la bahía una película de aceite digna de los puertos más concurridos.
En resumen no hay casi nada que el turismo no pueda destrozar.
Abstraido de eso, y volviendo al sitio como tal, además de todo lo dicho millones de veces sobre su belleza sobrecogedora, es impresionante el canto de los pájaros al atardecer, tiene incluso gracia el tableteo de las barquillas de pescadores (o ex) que deambulan entre los barcos vendiendo todo tipo de cosas imaginables.
Un hallazgo es la impresionante laguna cerrada a la que sólo se accede por un pasaje-cueva bajo un cortado de rocas.
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El ROYAL HOTEL es un sitio decadentemente occidental y hortera hasta donde dan los chinos (sus propietarios) que es mucho. Habitaciones grandes, cómodas y buenas masajistas, lo que se agradece en la dura vida del turista… en realidad lo del masaje en Vietnam es algo perfctamente generalizado y con una altísima calidad media. Por lo demás la ciudad de Halong es perfectamente prescindible.
Eso sí, la playa es un modelo de playa civilizada, frente a unos estupendos jardines con toda clase de servicios. Un buen sitio para reponerse de la gastroenteritis del barco.

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