según algún diccionario: colección de inscripciones recuperadas en fragmentos de lápidas de época clásica.

14.10.07

Cuaderno de Vietnam 5: HOI AN

(En estas notas repito de otra forma algunas ideas recogidas en un post anterior: "de vietnam, tarde, gracias a dôn-gòn". Estas son las notas originales del cuaderno de viaje, las del post mencionado son ideas vertidas en un foro.)

Esta pequeña ciudad del centro de Vietnam tiene el puntito falso de las grandes mecas turísticas. Como Toledo, Florencia, Tallin… ha comenzado a convertirse en un parque de atracciones de sí misma - expresión recurrente pero tan descriptiva de una determinada realidad que se repite en territorios explotados por la industria turística. El número de visitantes, sin embargo, no ha llegado al grado de orda. En temporada baja es incluso escaso, y los miles de negocios que viven de él languidecen y se pelean por la caza del turista (menos a la hora de la siesta, que los vietnamitas practican con un denuedo sólo comparable al de su afán comercial). En realidad no es que sea tan escaso, pero la oferta es tanta que los turistas se diluyen en ella, dando sensación de ser muy pocos. Pero lo que mantiene ese carácter de ‘resort’ turístico es precisamente la existencia de esos miles de bares, tiendas, agencias, restaurantes… destinados al turismo y que convierten todo su centro histórico en un gran centro comercial de souvenirs o, en muchos casos, de las compras más demandadas: ropa y calzado a medida.

Le salva una cosa, además de la mencionada relativa escasez de turistas: la estructura urbana y arquitectónica de la ciudad histórica estaba pensada para el comercio. Mientras otras ciudades han visto reventada su disposición clásica para albergar el negocio turístico (v. Barrio de Santa Cruz), Hoi An sólo ha tenido que cambiar la mercadería para seguir dedicada a lo que siempre se dedicó, vender y con frecuencia, a foráneos. Este hecho simplifica en gran medida la abstracción mental necesaria para situarnos en la ciudad anterior al turismo.

Por cierto, esto de “la-ciudad-anterior-al-turismo” es una paráfrasis que nace de la impotencia para definir un momento histórico ejemplar o típico de una ciudad, antes del momento actual, una ciudad ideal, en sentido estricto que constituya la suma de cualidades que construyen su propio arquetipo. Y es que, claro, la ciudad, como ya sabemos, es una realidad cambiante, dinámica, que se resiste a salir en la foto, que cuando la hemos definido ya es otra... he aquí un apunte para otra ciudad invisible calviniana.

HOTEL HA AN
Me siento, en la terraza del jardín del Ha An, el hotel en Hoi An, arropado, mimado por una marea de esfuerzo humano. Una mujer lleva dos días en cuclillas cortando el césped con unas enormes tijeras de podar y un gorro cónico por toda ayuda (lo de las cuclillas merece un comentario aparte, pero es una postura inverosímil en la que sólo un indochino anoréxico puede considerar comodísima, hasta el punto de quedarse dormido… me pregunto si les pareceremos rarísimos sentados y con las piernas cruzadas). Un ejército de apenas niñas se afana concienzuda y parsimoniosamente en mantener todo perfecto, como si el tiempo no existiese ni, por supuesto, su ordinario concepto asociado de ‘productividad’. Por otro lado, su aspecto impoluto, su impecable vestimenta, la seria dignidad, incluso gallardía con la que se aplican a sus tareas, dan una imagen que, muy lejos de la explotación ni nada parecido, transmite naturalidad en el trabajo como la forma correcta de pasar el tiempo. Y es que parece que para los viet la vida es el trabajo, hay una identificación natural entre ambos, que sólo deja fuera (esa es la percepción) parcelas no pequeñas para dormir la siesta, comer a todas horas, de todo y en cualquier lado, y, supongo, dedicarse a sus afectos. Como recuerda nuestro guía en el sur, Thanh, el trabajo para el vietnamita es algo ligado al negocio, a buscarse la vida, es un autónomo por naturaleza y el salario no es su forma espontánea de comprenderlo. Por esto el comunismo en Vietnam, antes que en ningún otro sitio, aceptó el libre mercado como condición para subsistir; y por eso también, probablemente, Vietnam es el más próspero y creciente país de los que aún soportan un régimen comunista.

LA SIESTA es un fenómeno sorprendente. Cualquier momento, en el que no haya un negocio a la vista, es bueno para caer destroncado en cualquier rincón, mueble, quicio, montón de mercancía, moto, carrito o similar. Paralela a su facilidad simiesca para las cuclillas (con el mayor respeto) está la no menos asombrosa facilidad para acomodarse al sueño en los lugares y posiciones más acrobáticas. Tumbados, eso sí, que el vietnamita no es de siesta sillonera; es probable que sea, entre otras razones, porque ignoraron sillas y sillones hasta el s.XIX. Pero esto de dormirse tiene para ellos la mayor naturalidad, y se transponen en cualquier lugar, cómodamente despatarrados, sin el menor reparo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La "postura nacional vietnamita" es una putada de raigambre escatológica.

¿Para cuándo un comentario sobre la variedad vietnamita de los rollitos primavera?