según algún diccionario: colección de inscripciones recuperadas en fragmentos de lápidas de época clásica.

14.10.07

Cuaderno de Vietnam 6: ... A LA CONCHINCHINA

(Conchinchina: departamento de las colonias francesas en Indochina, que ocupaba el sur del actual Vietnam y Camboya, y cuya capital era Saigón)


EL DELTA DEL MEKONG
[Los nueve dragones]


Las referencias visuales a Apocalipse Now son tan inevitables que me siento el enésimo turista estúpido que ha caído en la misma imagen. Otrosí: Coppola supo captar la esencia visual de este paisaje.

Carretera-río/calle-canal, estructuración territorial con el agua como medio de comunicación (además de cloaca para todo desperdicio, fuente de riqueza en pesca, arena, manantial…) Pero con una estructuración rural, dispersa y no urbana (como sería el caso de Venecia). Se verifica la misma conurbación que se produce en todo Vietnam.

Las casas tienen estructura de madera de cocotero o cualquier otra madera, con cubierta de entramado de bambú y hoja de cocotero trenzada, como en el trópico cálido-húmedo es habitual. En los pocos modelos originarios que se ven, la pared puede estar construida igual, cuando existe y no deja la estancia directamente abierta al exterior. El modelo ha evolucionado, por influencias probablemente urbanas o coloniales (ambas) con cerramientos de madera que se abren en celosías. Siempre grandes porches vivideros.

La estructuración fluvial del territorio llega hasta lo doméstico y las casas, cuando pueden y/o la actividad de los propietarios lo aconsejan, se montan palafíticamente sobre el río, de forma que ‘disfrutan’ de todas las ventajas de abastecimiento y deshecho que les da esta posición. Como en el resto de Vietnam, la uralita está imponiendose sobre el cocotero, con resultados probablemente desastrosos para la habitabilidad, pero ventajosos para el mantenimiento.

He visto hacer palomitas de arroz (claro). En una especie de Wok gigante en el que se calienta arena negra de playa en una sartén a 180ºc. Se echa el arroz, se menea y después se tamiza para recuperar la arena. La cáscara que se saca de otro tamiz es el combustible.

El río Mekong sostiene una asombrosa actividad fluvial (a falta quizá de otra), sigue siendo la gran autopista del sur de Vietnam. Todas las actividades productivas vuelcan a él su logística. Este sur está dividido por los brazos del río. Se ha construido algún puente, pero hay brazos de achura descomunal, que sólo se cruzan en ferry. Can Tho, ciudad de 1.5 mill de habitantes y capital oficiosa del Delta, está comunicada con Saigón (y con el resto del país, sólo por este medio)

El amor por las plantas de los vietnamitas y una cierta delicadeza espontánea, hace que en sus abigarradas barcazas, que con frecuencia son su único hogar, reserven espacio para un pequeño jardín de macetas. Incluso nuestro barquero, frente al timón, dispone de tres sencillas macetas con limoncillos, un bonsái y flores, pese a la enorme modestia de la embarcación.
En este mundo de agua, en el que la tierra firme es una ficción, estos mínimos reductos de suelo confinado y vegetación son algo así como una referencia religiosa a los orígenes terrestres de la especie. Un pequeño altar doméstico al barro y al árbol.

Los dos brazos del Mekong, el que lleva su nombre y el Co Chien, abrazan una especie de super-isla, formada por una serie de islas menores, según la nomenclatura local, considerando "islas" las zonas de tierra que separan los canalillos interiores que, frente a los ríos, no tienen importancia.
Pues bien, esta especie de isla, digo, contiene un parque de atracciones difuso donde artesanos supuestos y pretendidos pescadores desarrollan sus artes en instalaciones que obedientemente recorremos los turistas. En fin, patético. ¿Habrá alguna forma, un lugar, en el que saltarse este enojoso protocolo y adentrarse en el Vietnam cotidiano?


El Mercado flotante de Cai Be es uno de los espectáculos humanos más fascinantes de Vietnam. Todo lo turístico que se quiera (que tampoco es tanto), el espectáculo de las barcazas-casa-puesto del mercado excede a cualquier expectactiva. El trueque junto a la vida cotidiana, la supervivencia, el abigarramiento, los códigos (como el del poste-anuncio de cada barcaza, en el que se ata a la punta de un bambú el producto que se vende)... todo está pidiendo, de nuevo, otra ciudad invisible de Calvino.

“CHINOISERIES” vs. NEO-BARROCO, el NUEVO MUNDO del kitsch.
El despliegue local de todo posible artefacto y artificio estético neo-chino, invade el imaginario contemporáneo en Vietnam. La combinación de dragones Ming en plástico dorado con purpurina y borlones rojos supera cualquier pesadilla digerida después de una cena occidental a base de chop-suei. Parece que no hay referentes propios, o no se les conoce. El fenómeno salpica sin pudor los más nobles templos, conviviendo campanillas inconcebibles con esculturas de cuya antigüedad y nobleza empezamos a dudar, porque la magnitud de la suplantación nos deja huérfanos de referencias y nos preguntamos si las piezas que creemos “más originales” no serán elaborados más perfectos y afortunados con origen similar, como en nuestro neo-barroco arquitectónico o cofradiero contemporáneo, de la más alta alcurnia.

A propósito de lo dicho, es magnífico el hallazgo del SCOOTER FÚNEBRE.
No podía ser de otra manera en el país de las motos, el coche fúnebre se sustituye ventajosamente por una urna tirada por un scooter.
Todo ornamentado a la china, con lujo de tejaditos, dragones y dorados. Y cutre y decadente, a la vietnamita.
Yo para ser feliz quiero un ataúd vietnamita. Dorado, rojo, flameante de colas de dragón y buenos augurios.

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