Es uno de esos museos-joya discreto, que responde a una idea y no al gran mercado del turismo cultural ni a la necesidad icónica de la identificad post-moderna de las ciudades, que son al alimón las razones de la fiebre museística que padecemos.
La referencia al brutalismo es obligada, aunque como sintagmas fáciles de usar en su simplicidad, no como lenguaje. Y quizá una discreta cita a Barragán, en la terraza, pero tan reinterpretada que entra en el terreno de la copia feliz.
La Fundación Miralles acertó sonoramente al concederle el premio Década por la intemporal virtud de la obra. Esa y no otra, la intemporalidad, debería distinguir a la obra superior de arquitectura.
Más referencias en mi otro blog:
http://urbiorbi.wordpress.com/2007/06/19/museo-xul-solar/
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