según algún diccionario: colección de inscripciones recuperadas en fragmentos de lápidas de época clásica.

2.9.10

ENERGÍA RENOVABLE EN UN ENTORNO PATRIMONIAL. LA CIUDAD HISTÓRICA VIVA.


Post publicado en el blog de "La Ciudad Viva" el Lunes, 28 de Junio de 2010

“De aquí se deducirá que la forma y el tamaño de nuestras ciudades dependerá en gran manera de la cantidad de energía que una sociedad tiene a su disposición”.

Vitrubio, Los diez libros de la arquitectura. Libro V

Otro día más voy de la mano de los acontecimientos y aprovecho una reseña para introducir una reflexión general.

La cuestión es la de la aparición de los elementos captadores de energías renovables en nuestros centros históricos con valor patrimonial. En este tema se unen al menos dos factores determinantes en el fenómeno urbano: por un lado, la necesidad de producir masivamente energía de origen renovable para que la ciudad, y la sociedad en general, sean viables; por otro, la memoria colectiva reflejada en la materialidad de la herencia edificada y la necesidad de su preservación para transmitirla a las generaciones futuras.

La ocasión que sirve para traer a colación esta cuestión, se dio el pasado miércoles 23, en El Castaño del Robledo, pueblo de la Sierra de Aracena, donde la Agencia Andaluza de la Energía convocó una jornada para reflexionar sobre la incorporación de energías renovables en entornos históricos y patrimoniales. Los destinatarios de la jornada eran fundamentalmente técnicos y responsables de las administraciones potencialmente implicadas en la cuestión, en el ámbito de Andalucía Occidental. Fundamentalmente responsables del patrimonio, de energía y los ayuntamientos. Fui invitado a hablar, después de los representantes de las distintas administraciones, sobre la integración arquitectónica de los sistemas de energías renovables y en particular del caso de la integración patrimonial.

Allí se escenificó con bastante fidelidad la situación actual, con los distintos puntos de vista sobre el tema, teñidos casi siempre de intereses lícitos y posturas ideológicas sobre la sostenibilidad o el patrimonio.

Por un lado, los que piensan que la ciudad histórica se debe preservar lo más inmaculadamente posible, liberándola de nuevas injerencias, que bastantes tiene ya; desde esta posición se entienden las EERR como una nueva amenaza a la imagen de la ciudad patrimonial, blandiendo como principal argumento el concepto de paisaje patrimonial y asumiendo, desde luego, que el valor supremo de esta ciudad es visual, su imagen.

Por otro lado, aquéllos que ponen por delante la necesidad colectiva e incluso el derecho individual de los ciudadanos a contar con este modo de energía necesaria para el conjunto y conveniente para el usuario, de forma que se garantice una producción energética junto al punto de consumo, evitando el transporte de energía, lo que multiplica la eficiencia de la captación-producción diseminada.

No voy a desgranar los argumentos de una y otra postura que, por justificados, no dejan de ser previsibles. A pesar de que en un alarde de cortesía, durante la jornada todos los implicados se deshacían en comprensión hacia la visión opuesta, lo cierto es que se están desarrollando planes de protección de los cascos históricos que, en la práctica, están haciendo imposible la colocación de captadores solares en esos barrios, como reconocían varios alcaldes. Y lo cierto es que el concepto de paisaje patrimonial (según la Convención de Florencia de 2000) está extendiendo la limitación a zonas cada vez más extensas, que en poblaciones pequeñas pueden abarcarlas en su totalidad.

Quiero centrarme en las ideas operativas que pueden hacer viable la reconciliación de estos dos intereses lícitos de la ciudad y los ciudadanos: el derecho al respeto de su memoria y el derecho a hacer viable la sostenibilidad urbana. A riesgo de parecer parcial diré que sin este último derecho (sin la integración de EERR en la ciudad toda) sencillamente no habrá ciudad que proteger, porque el fenómeno urbano será inviable y se estará avanzando por la conocida senda de la museificación, a base de suprimir resortes de consolidación, como lo es el de la energética.

La premisa esencial, para que la integración sea posible, es que no podemos operar con juicios a priori ni con generalizaciones. Cada caso tendrá su estudio particular y tendremos que determinar qué es exactamente lo que vemos, cuánto se ve y desde dónde se ve. Con este análisis objetivo previo habrá que determinar, cuantitativamente y cualitativamente, si la situación es asumible o no. Porque la experiencia y la verificación científica nos enseñan que lo que vemos, con frecuencia, dista mucho de ser lo que creemos ver y que, con igual frecuencia, estamos aplicando prejuicios ante determinados elementos (como los paneles solares) que no se corresponden con su realidad, sino exclusivamente con una reiteradamente mala ubicación.

Por que es cierto que hay multitud de ejemplos de pésima integración de los captadores, que han hecho cundir una comprensible prudencia en los legisladores de la protección del patrimonio. Pero no se puede entender la mala aplicación de un sistema como si fuese su única posibilidad. En esta mala fama hemos colaborado especialmente los arquitectos, con nuestra tozuda negativa a comprender que los elementos de producción de EERR son un elemento más de composición arquitectónica, que hay que integrar en el diseño; también los instaladores al ofrecer pocas posibilidades de las muchas que el mercado hace posibles y, como no, las administraciones que han incumplido con el deber de vigilancia en estos aspectos.

Pero también es cierto que el número de elementos no integrados que podemos contemplar en cualquier entorno patrimonial es abrumador. Sencillamente lo que sucede es que esa tarea de integración la realiza nuestro cerebro, reagrupando datos en una conocida operación de recomposición del campo visivo, en la que elimina multitud de disonancias. Así que la cuestión no es tan sencilla ni podemos revestirnos de inquisidores porque lo cierto es que el aspecto de la ciudad es más complejo de lo que creemos y los entornos que nos podemos permitir museificar son quizá no debieran ser tantos.

Pero la integración arquitectónica de las EERR es perfectamente posible con los sistemas de que disponemos. Hablo de integración, no de camuflaje o invisibilidad, milagros no se hacen. Un captador en sí es una superficie de vidrio rectangular. Eso, visualmente, es lo que llamamos ventana, o lucernario, según su posición. Así que bastaría con elegir el tamaño y paramento adecuado para su disposición, concebida correctamente en el diseño arquitectónico. Y no hablo sólo de la arquitectura que reivindica el lenguaje contemporáneo, entre la que ya estamos acostumbrados a que la integración de EERR ha dado lugar a multitud de ejemplos de simbiosis enriquecedoras. En la rehabilitación y en la integración de arquitecturas en centros históricos, se puede contar con equipos que resuelvan perfectamente la cuestión en su posición, incluso contando con su visibilidad, que no tiene por qué diferir de la de una buhardilla o elemento similar.

Termino este fragmento, que sólo apunta hacia la cuestión, proponiendo que se trata de que empecemos a reconocer a los captadores solares como un elemento más del lenguaje arquitectónico y, por tanto, su presencia será natural en cualquier arquitectura. El ejercicio de integración de los mismos no difiere del ejercicio de integración de mil elementos contemporáneos que acompañan a la arquitectura que hacemos y la natural aceptación de su presencia vendrá del ejercicio positivo de todos los participantes en el proceso, técnicos y responsables, puesto que la erradicación de las EERR de la ciudad histórica supone un golpe a sus posibilidades de consolidad una vida urbana real y con futuro.

REFERENCIAS:

- Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía. [http://www.todalaley.com/mostrarLey2306p1tn.htm] Y, en partícular, el Art. 19 que habla de Contaminación visual o perceptiva.

- Plan Andaluz de Sostenibilidad Energénica 2007-2013 (Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, JA) [www.osman.es/.../articulo_plan_and_sostenibilidad_energetica_7-13.pdf]

- Cañavate et al: “La incorporación de la energía solar al proyecto arquitectónico”. Agencia Andaluza de la Energía. 2009