según algún diccionario: colección de inscripciones recuperadas en fragmentos de lápidas de época clásica.

2.9.10

ENERGÍA RENOVABLE EN UN ENTORNO PATRIMONIAL. LA CIUDAD HISTÓRICA VIVA.


Post publicado en el blog de "La Ciudad Viva" el Lunes, 28 de Junio de 2010

“De aquí se deducirá que la forma y el tamaño de nuestras ciudades dependerá en gran manera de la cantidad de energía que una sociedad tiene a su disposición”.

Vitrubio, Los diez libros de la arquitectura. Libro V

Otro día más voy de la mano de los acontecimientos y aprovecho una reseña para introducir una reflexión general.

La cuestión es la de la aparición de los elementos captadores de energías renovables en nuestros centros históricos con valor patrimonial. En este tema se unen al menos dos factores determinantes en el fenómeno urbano: por un lado, la necesidad de producir masivamente energía de origen renovable para que la ciudad, y la sociedad en general, sean viables; por otro, la memoria colectiva reflejada en la materialidad de la herencia edificada y la necesidad de su preservación para transmitirla a las generaciones futuras.

La ocasión que sirve para traer a colación esta cuestión, se dio el pasado miércoles 23, en El Castaño del Robledo, pueblo de la Sierra de Aracena, donde la Agencia Andaluza de la Energía convocó una jornada para reflexionar sobre la incorporación de energías renovables en entornos históricos y patrimoniales. Los destinatarios de la jornada eran fundamentalmente técnicos y responsables de las administraciones potencialmente implicadas en la cuestión, en el ámbito de Andalucía Occidental. Fundamentalmente responsables del patrimonio, de energía y los ayuntamientos. Fui invitado a hablar, después de los representantes de las distintas administraciones, sobre la integración arquitectónica de los sistemas de energías renovables y en particular del caso de la integración patrimonial.

Allí se escenificó con bastante fidelidad la situación actual, con los distintos puntos de vista sobre el tema, teñidos casi siempre de intereses lícitos y posturas ideológicas sobre la sostenibilidad o el patrimonio.

Por un lado, los que piensan que la ciudad histórica se debe preservar lo más inmaculadamente posible, liberándola de nuevas injerencias, que bastantes tiene ya; desde esta posición se entienden las EERR como una nueva amenaza a la imagen de la ciudad patrimonial, blandiendo como principal argumento el concepto de paisaje patrimonial y asumiendo, desde luego, que el valor supremo de esta ciudad es visual, su imagen.

Por otro lado, aquéllos que ponen por delante la necesidad colectiva e incluso el derecho individual de los ciudadanos a contar con este modo de energía necesaria para el conjunto y conveniente para el usuario, de forma que se garantice una producción energética junto al punto de consumo, evitando el transporte de energía, lo que multiplica la eficiencia de la captación-producción diseminada.

No voy a desgranar los argumentos de una y otra postura que, por justificados, no dejan de ser previsibles. A pesar de que en un alarde de cortesía, durante la jornada todos los implicados se deshacían en comprensión hacia la visión opuesta, lo cierto es que se están desarrollando planes de protección de los cascos históricos que, en la práctica, están haciendo imposible la colocación de captadores solares en esos barrios, como reconocían varios alcaldes. Y lo cierto es que el concepto de paisaje patrimonial (según la Convención de Florencia de 2000) está extendiendo la limitación a zonas cada vez más extensas, que en poblaciones pequeñas pueden abarcarlas en su totalidad.

Quiero centrarme en las ideas operativas que pueden hacer viable la reconciliación de estos dos intereses lícitos de la ciudad y los ciudadanos: el derecho al respeto de su memoria y el derecho a hacer viable la sostenibilidad urbana. A riesgo de parecer parcial diré que sin este último derecho (sin la integración de EERR en la ciudad toda) sencillamente no habrá ciudad que proteger, porque el fenómeno urbano será inviable y se estará avanzando por la conocida senda de la museificación, a base de suprimir resortes de consolidación, como lo es el de la energética.

La premisa esencial, para que la integración sea posible, es que no podemos operar con juicios a priori ni con generalizaciones. Cada caso tendrá su estudio particular y tendremos que determinar qué es exactamente lo que vemos, cuánto se ve y desde dónde se ve. Con este análisis objetivo previo habrá que determinar, cuantitativamente y cualitativamente, si la situación es asumible o no. Porque la experiencia y la verificación científica nos enseñan que lo que vemos, con frecuencia, dista mucho de ser lo que creemos ver y que, con igual frecuencia, estamos aplicando prejuicios ante determinados elementos (como los paneles solares) que no se corresponden con su realidad, sino exclusivamente con una reiteradamente mala ubicación.

Por que es cierto que hay multitud de ejemplos de pésima integración de los captadores, que han hecho cundir una comprensible prudencia en los legisladores de la protección del patrimonio. Pero no se puede entender la mala aplicación de un sistema como si fuese su única posibilidad. En esta mala fama hemos colaborado especialmente los arquitectos, con nuestra tozuda negativa a comprender que los elementos de producción de EERR son un elemento más de composición arquitectónica, que hay que integrar en el diseño; también los instaladores al ofrecer pocas posibilidades de las muchas que el mercado hace posibles y, como no, las administraciones que han incumplido con el deber de vigilancia en estos aspectos.

Pero también es cierto que el número de elementos no integrados que podemos contemplar en cualquier entorno patrimonial es abrumador. Sencillamente lo que sucede es que esa tarea de integración la realiza nuestro cerebro, reagrupando datos en una conocida operación de recomposición del campo visivo, en la que elimina multitud de disonancias. Así que la cuestión no es tan sencilla ni podemos revestirnos de inquisidores porque lo cierto es que el aspecto de la ciudad es más complejo de lo que creemos y los entornos que nos podemos permitir museificar son quizá no debieran ser tantos.

Pero la integración arquitectónica de las EERR es perfectamente posible con los sistemas de que disponemos. Hablo de integración, no de camuflaje o invisibilidad, milagros no se hacen. Un captador en sí es una superficie de vidrio rectangular. Eso, visualmente, es lo que llamamos ventana, o lucernario, según su posición. Así que bastaría con elegir el tamaño y paramento adecuado para su disposición, concebida correctamente en el diseño arquitectónico. Y no hablo sólo de la arquitectura que reivindica el lenguaje contemporáneo, entre la que ya estamos acostumbrados a que la integración de EERR ha dado lugar a multitud de ejemplos de simbiosis enriquecedoras. En la rehabilitación y en la integración de arquitecturas en centros históricos, se puede contar con equipos que resuelvan perfectamente la cuestión en su posición, incluso contando con su visibilidad, que no tiene por qué diferir de la de una buhardilla o elemento similar.

Termino este fragmento, que sólo apunta hacia la cuestión, proponiendo que se trata de que empecemos a reconocer a los captadores solares como un elemento más del lenguaje arquitectónico y, por tanto, su presencia será natural en cualquier arquitectura. El ejercicio de integración de los mismos no difiere del ejercicio de integración de mil elementos contemporáneos que acompañan a la arquitectura que hacemos y la natural aceptación de su presencia vendrá del ejercicio positivo de todos los participantes en el proceso, técnicos y responsables, puesto que la erradicación de las EERR de la ciudad histórica supone un golpe a sus posibilidades de consolidad una vida urbana real y con futuro.

REFERENCIAS:

- Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía. [http://www.todalaley.com/mostrarLey2306p1tn.htm] Y, en partícular, el Art. 19 que habla de Contaminación visual o perceptiva.

- Plan Andaluz de Sostenibilidad Energénica 2007-2013 (Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, JA) [www.osman.es/.../articulo_plan_and_sostenibilidad_energetica_7-13.pdf]

- Cañavate et al: “La incorporación de la energía solar al proyecto arquitectónico”. Agencia Andaluza de la Energía. 2009

12.8.10

HORTUS CONCLUSUS


Estoy pasando una de las mejores vacaciones que recuerdo. Sólo con mi mujer y sustancialmente encerrados en una casa con jardín. El sitio no es indiferente a la calidad del tiempo del que disfrutamos. Pero descrito simplemente no explicaría su virtud.

La casa es la rehabilitación y ampliación de lo que seguramente sería un antiguo puesto ferroviario. Pegada al trazado de una antigua vía, hoy convertida en una espontánea “vía verde” y a la explanada que ocupó una ya inexistente estación de ferrocarril. Se encuentra en una ladera con escasa construcción, a las afueras de Privas, en la comarca francesa de Ardèche. Cuenta con una parcela mediana, no más de 600 m2, convertida en un jardín. Dicho así no parece nada especial y, desde luego, las condiciones de partida no lo son, cualquiera de las casas que se ven en el entorno parece tan agradable como vulgar. ¿Qué la hace especial?

La casa en sí es acertada. Lleva a cabo un buen criterio de ampliación: la casa antigua le da carácter y la zona ampliada (una construcción en madera contemporánea y correcta) le da especialidad y amplitud. El resultado es cómodo, vividero y acogedor, luminoso y rico en espacios distintos.

Pero la auténtica clave está en el jardín y la relación de la parcela con el espacio circundante. Es un jardín cerrado. Se ha renunciado intencionadamente a las vistas, a la relación con el exterior y se ha construido un paraíso interior, el yenat de los musulmanes, el hortus conclusus occidental, lo que siempre han intentado lograr los grandes jardines. Hay gran cantidad de vegetación frondosísima, sabia y bellamente dispuesta, en aparente desorden silvestre, hay relieve, hay agua y su sonido, hay color, sombra, una enorme jaula que permite un pequeño corral con gallo que nos recuerda la ficción del tiempo y alguna otra fauna que da compañía (tres gatos, un periquito y un loro hablador, aunque en francés); la casa, pegada a una medianera de la parcela trapezoidal, ordena el espacio libre en tres jardines que crean zonas de estar claramente diferenciadas y que transmiten sensaciones distintas.

La vegetación logra agotar la mirada en su límite, constituir el único paisaje de la casa. Paisaje privado, planificado, cuidado en todos sus detalles. Su apariencia silvestre evita el cansancio que produce la limitada belleza que es capaz de conferir el orden humano. El resultado es un entorno virtualmente infinito y desconocido, en el que basta no pretender penetrar para que mantenga su virtud.

Todo ello transfiere una sensación de paz, de acogimiento, de haber llegado, que ha transformado nuestros planes de vacaciones en una sucesión de momentos atemporales dedicados a leer, dormir, tomar el té como se debe, reposar la mirada sin objetivo en cualquier rincón, escuchar la lluvia (que en un paraíso particular es tu propia lluvia), disfrutar de esta intimidad o decidir en qué bodega comprar vino y con qué queso tomárselo.

En estas casas que uno habita temporalmente y de forma un poco aleatoria, fruto del intercambio, se descubren virtudes inesperadas de sitios que no hubiésemos buscado intencionadamente. Es una lección de vida y de arquitectura aprender con la experiencia cómo te cambia la actitud y hasta los planes un lugar que te llena, aunque si le lo hubiesen descrito detalladamente nunca lo hubieses elegido como lugar de vacaciones.

El contenido de la casa merecerá otra reseña.

4.4.10

ECOSOFÍA PARA LA TRANSICIÓN URBANA

Instalación urbana. Toronto 2oo9.

Esta entrada podría considerarse el post-prólogo de una serie que reflexionará sobre la cuestión que planteamos. En ella se propone que debemos considerar una perspectiva integradora de la ciudad contemporánea y futura, que dé respuesta unitaria a los problemas, a través de soluciones orgánicas; ya que soluciones sectarias y parciales, provocarían problemas “río abajo”, en el desarrollo de las mismas, derivadas de posibles incompatibilidades.

La clave para pensar estas soluciones la encontramos en el concepto de “ecosofía”, que aúna las aproximaciones al devenir del hombre y/en su medio, bajo un punto de vista encaminado a compatibilizar las acciones por la sostenibilidad, entendida como un proceso transicional hacia un escenario sustancialmente distinto al que nos ofrece el paradigma de consumo bajo el que vivimos, basado en recursos virtualmente ilimitados y sumideros que, mágicamente, no tienen fondo.

Por otro lado, no menos importante, afirmamos que la ciudad histórica es modelo válido y fuente de información e inspiración para este desarrollo integrador, evolutivo y sostenible.

Los términos que manejaremos en esta y sucesivas entradas los encontramos brevemente descritos y encuadrados en mi entrada anterior en este mismo blog, “PALABRAS MÁGICAS”.

Planteamiento

Entre la condición cambiante y problemática que presenta la ciudad contemporánea de la sociedad occidental, detectamos dos retos fundamentales: en primer lugar, su adaptación a los nuevos modos de habitar que la sociedad actual está demandando, a causa de los cambios en el paisaje humano y en las relaciones sociales; en segundo lugar, su sostenibilidad desde el punto de vista ecológico, como construido físico, en los términos que plantea el reto de la transición a una nueva estructura global de recursos.

La cultura dominante nos ofrece un modelo de vida. Esa vida se desarrolla en una serie de escenarios planificados para albergarla: unos tipos de ciudad y arquitectura determinados. Pero ese modelo es sólo una posibilidad, por más que intenten convencernos de que es la mejor, por no decir la única. Es evidente que hay otras formas de vida que responden a parámetros culturales distintos. Si otras vidas son posibles, ¿requieren escenarios distintos? y ¿hasta qué punto la naturaleza de esos escenarios influye en la vida que podemos desarrollar en ellos? O dicho de otra forma ¿cuánto puede influir la arquitectura en la vida que llevamos? y también, para proponer un cambio en nuestras vidas, ¿necesitamos cambiar nuestras casas, nuestra ciudad?.

Por otro lado, un nuevo y descomunal reto se plantea ante nuestras sociedades, nuestra civilización: el reto de la sostenibilidad. Nuestras ciudades, el hábitat construido que nos damos a nosotros mismos, no puede perpetuarse tal y como lo conocemos hasta ahora mucho más tiempo. Es más, la misma supervivencia de la especie humana en el planeta, parece amenazada precisamente por los parámetros con los que se ha desarrollado ese hábitat.

La coincidencia en el tiempo y en el espacio de estas dos cuestiones (nuevas formas de vida y necesidad de cambiar las estructuras urbanas y arquitectónicas hacia la sostenibilidad), deben poder sugerirnos una línea de reflexión. En este sentido, pretendemos una aproximación “ecosófica”, según el término de Guattari, en la que se encuentren de forma natural y sinérgica, las tendencias y necesidades sociales con las prioridades ecológicas que constituyen el nuevo paradigma cultural.

Vamos a intentar desarrollar algunas ideas sobre estas cuestiones, aunque no se garantizan respuestas universales, lo que diferencia a la investigación y la reflexión de la publicidad.

Hace muchos miles de años el hombre pensó que podía mejorar las condiciones que le ofrecía la caverna o el reparo del bosque, modificándolas a su conveniencia, y comenzó a labrarse un refugio, urdido por su propio ingenio. Desde ese momento, en el que tenemos derecho a pensar que nació la Arquitectura, los edificios que el hombre ha construido para su uso han condicionado las formas de vida, las actividades que en ellos se han desarrollado. Otro tanto, por extensión y acumulación, podemos decir de la ciudad.

Este condicionamiento que nuestro medio físico nos impone, era de alguna forma la recíproca inevitable al hecho esencial de la arquitectura: cambiar las condiciones que nos venían dadas por el entorno. Si se modificaban unas determinadas condiciones era para crear otras, perseguidas por los que ideaban el edificio. Esas eran, a la postre, las condiciones que determinaban el uso para los ocupantes.

Probablemente, los parámetros que la arquitectura pretendía y podía modificar en los orígenes se limitaron al bienestar: mejorar la temperatura, proteger de las inclemencias meteorológicas, proporcionar seguridad... Este listado ha ido aumentando conforme la civilización ha ido incrementando y haciendo más complejo el catálogo de los parámetros que la componen, susceptibles de ser determinados, expresados, controlados por la arquitectura.

Así podemos resumir que el medio construido (edificios y ciudad) es un compendio de objetividad y semántica, condiciones físicas e información, cuya estructura y materialización vienen estudiados y definidos por las disciplinas que producen dicho medio (arquitectura y urbanismo).

Los hombres, desde el individuo hasta las más complejas sociedades, se han servido de estas disciplinas para modificar las condiciones físicas y transmitir información a través de sus obras. Esta intención primaria es común a quien construye un establo para proteger a su ganado y a quienes deciden levantar una mezquita para orar y al tiempo dejar clara la importancia de su religión en la jerarquía social. Los medios y naturaleza de las intenciones son, evidentemente, muy distintos, pero comparten un conocimiento y gesto esencial común: con la arquitectura modificaremos las condiciones del medio.

Hasta aquí sólo se ha enunciado una obviedad: que la forma, materiales y disposición de los edificios y la ciudad condicionan la vida de sus usuarios. Pero convenía detenernos en el origen de este hecho que de tan evidente con frecuencia olvidan legisladores, encargantes, proyectistas y usuarios, porque es el que sostiene las ideas que seguirán en sucesivas entradas.

27.3.10

PALABRAS MÁGICAS (una reflexión terminológica).



Ecología, bioclimatismo, desarrollo sostenible, sostenibilidad, permacultura, ecosofía, cambio climático, decrecimiento, transición, resilencia...

El pensamiento ecológico vive un momento de redefinición en la parte más interesante y más problemática que le toca plantearse.
La ecología contemporánea tiene varias fuentes reconocidas y algunas sospechadas, que no vamos a analizar aquí, pero que abarcan desde el sentimiento religioso de las deidades naturales hasta el instinto de supervivencia como especie surgido en las sucesivas crisis de recursos que se hicieron patentes en el último tercio del pasado siglo.

No en vano se reconoce la crisis del petróleo de 1974 como el gran hito histórico que proyecta el nacimiento del ecologismo contemporáneo; osea, que nos pusimos las pilas cuando vimos que la fiesta se podía acabar. No es una imagen muy altruista del ser humano como especie, pero es lo que hay. Pensándolo un poco mejor, tampoco hay por que analizarlo desde un punto de vista ético. Somos una especie movida por un instinto de supervivencia colectivo (1).

En aquel entonces, el conservacionismo en estado puro, al grito de "¡salvad las ballenas!" tuvo su momento de gloria, que en lo que toca al hábitat humano fue el momento de las casas solares, la época heroica de la arquitectura pasiva californiana. De entonces acá el discurso se ha hecho complejo más allá de lo previsible, enriqueciéndose en matices, por un lado, pero complicándose y llenándose de más incógnitas que soluciones por otro.

En el reconocimiento de esa situación queremos posicionarnos, plantar los pies, para mirar y pensar con algo de calma, proponiendo la colección de aportaciones que seguirán a ésta durante las próximas semanas.

Una pléyade de términos han ido jalonando el pensamiento, creando referencias en el camino a las que agarrarse o, al menos, respecto a las cuales situarse. El "desarrollo sostenible" intentó una visión económica de la sociedad humana que hiciese compatible elstatu quo del desarrollismo que sustenta la estructura capitalista de plusvalías con el mantenimiento de los recursos, entendiendo el planeta completo como un recurso complejo (2). En ese momento intelectual sigue instalada la clase política y productiva y, desde luego, todos los modelos de crecimiento urbano y de arquitectónico que hablan sistemáticamente de "eficiencia", osea: minimizar un daño para obtener un resultado, pero sin cuestionar la necesidad del daño.

Entonces, las evidencias cuantificables hicieron aflorar el rubor en las mentes menos ávidas, que comenzaron a dejar caer la primera mitad del sintagma, para hablar de "sostenibilidad" a secas, sin aspirar seriamente a reproponer el desarrollo. En este punto la cuestión de los países que hasta ahora, eufemísticamente, denominábamos "en vías de desarrollo", entraba en una crisis irresuelta, que ha dado la cara en todas las cumbres y reflexiones sobre el reparto de responsabilidad ecológica.

En medio de este ensayo de definición, Felix Guattari acuña un término afortunado, que acrisola una línea de pensamiento extendida y emergente, comprensiva con la complejidad de la situación, que no se resolvería desde la tecnocracia del reparto de consumos y emisiones. La "ecosofía" se define como una articulación eco-política de lo que llama "tres registros ecológicos": el medio ambiente, las relaciones sociales y la subjetividad del individuo. Esta línea, que ha corrido siempre paralela a la compresión reduccionista de los que se empeñan en considerar la cuestión como un problema de porcentajes, ha aflorado en comprensiones más inclusivas, sociales y de responsabilidad civil.

Pero una bandera volvió a simplificar el perfil del enemigo, el cambio climático y la reducción de emisiones se convirtieron en religión con su concilio de Kioto. Un nuevo objetivo simple tranquilizaba conciencias y marcaba la ruta hasta para el más modesto concejal de aldea. Ha sido necesario el fracaso, hasta en los objetivos menos ambiciosos, para volver a poner de manifiesto la irreductible diversidad del problema ambiental, la situación a la que nos referíamos al principio de este artículo.

La cuestión, en efecto, ha dejado de tener un diagnóstico ni mucho menos una solución evidente. En esta situación, son muchas las voces agrupadas al concepto de "decrecimiento", que plantean como la única opción viable reducir los estándares productivos de nuestras sociedades para ser sostenibles. Ethel Baraona ha planteado con lucidez la cuestión recientemente en este mismo blog. Pero aún en esta convicción subyace el concepto de sostenibilidad, es decir, moderar las entradas y salidas del sistema para que sea estable. ¿Qué sucede si el sistema, en virtud de la variación radical de las variables, es definitivamente inestable? En esa hipótesis se sitúan los que, como Rob Hopskins, ecólogo y formador, están construyendo e intentando aplicar el principio de "Respuesta de Transición" (http://www.transitionnetwork.org/) o lo que ya se conoce como la idea de "transicionalidad", que evoluciona desde el fundamento de la sostenibilidad hacia una respuesta basada en la responsabilidad y la creatividad, considerando el mundo de sobreabundancia energética e irresponsabilidad ambiental en el que hemos vivido como un paréntesis aislado en la historia, del que debemos pensar como salir lo más indemnes posibles. El concepto subyacente que se maneje es enormemente valioso y es el de "resilencia"(3), aplicado ya en varios campos de la física y la biología, y que vendría a ser la capacidad de los sistemas para responder a los impactos externos a su estructura. La estructura es el modelo de desarrollo que hemos alimentado y que hemos consentido que se convierta en propietario de nuestra supervivencia; el ataque, claramente, el agotamiento de sus fuentes y la quiebra de sus sumideros.

Estamos pues ante un panorama de incertidumbres y, en última instancia, con la capacidad de nuestra sociedad para imaginar respuestas como única herramienta para hacer posible un futuro digno de ese nombre. Sobre las formas de ese futuro y los caminos que nos conducen a él seguiremos reflexionando.

© benito sánchez-montañés macías, 2010.

NOTAS:

(1) Otro análisis interesante es el de hasta qué punto ese instinto de supervivencia padece inercias que cambian muy despacio. Depredar también nos viene del instinto de supervivencia y la supervivencia es uno de los fenómenos más "conservadores" (sensu stricto) que hay en la naturaleza.

(2) Su última y más cómica degeneración fue la de algún politicastro que manipuló los sufijos hasta conseguir hablar del "desarrollo sostenido" como el epítome de la ecología.

(3) O "resiliencia" según los tratados, aunque esta forma es más impronunciable.

REFERENCIAS:

Felix Guattari, "Las tres ecologías". Pre-Textos 1990. (Ampliamente difundido en la web).

Ethel Baraona Pohl, "Arquitectura y Termodinámica, el Arte de Decrecer". La ciudad Viva / Blog.

Rob Hopskins, "La transición hacia un mundo sin petroleo". TED Talks 2009: http://bit.ly/bEWrVP

15.3.10

sobre geografía

Recopila Alberto Manguel, en una lúcida recensión del libro "Lejos de dónde" (Cozarinsky 2009) un par de citas que invitan a la reflexión geográfica. Copio:

"Cuenta Northrop Frye que un viajero en el norte de Canadá, desorientado por la vastedad del Ártico, se vuelve hacia su guía inuit y exclama: "¡Estamos perdidos!". El guía, sorprendido, le contesta: "¿Perdidos? No estamos perdidos: estamos acá".

A este sentimiento de hogareña ubicuidad, que cuestiona nuestra capacidad para reconocer referencias en parajes que nos resultan ajenos, Edgardo Cozarinsky contrapone la noción contraria. Un muchacho judío decide dejar su mísera aldea en Galitzia o Besarabia, y su madre llora sin consuelo: "Hijo mío, ¿por qué te vas tan lejos?". "¿Lejos?", dice el hijo. "¿Lejos de dónde?".

La distancia relativa respecto a un origen de referencia se revela aquí directamente proporcional al vínculo emotivo que nos une a ese origen. El "dónde" no pertenece a la geografía, sino a la memoria. Me ha recordado a una afirmación en el extremo opuesto de la identificación con el lugar, la archiconocida respuesta de Rafael El Gallo que, llegado en barco a Vigo de una gira americana, se empeñaba en salir inmediatamente en coche para Sevilla. Fue interpelado por uno de sus mozos que le pidió que descansasen una noche en el lugar, argumentando el cansancio acumulado y que Sevilla estaba muy lejos. Ahí el maestro dio un respingo, paró el reloj, templó y mandando sentenció la frase que ha quedado para el mármol: "Sevilla está donde tiene que estar. Lo que está lejos es esto."

No tengo mucho más que aportar de momento, pero la recensión me ha inquietado lo bastante como para dejarla transcrita aquí. Espero comentarios.

7.3.10

EL PALMAR -un debate (REAL) sobre el modelo de desarrollo asociado al turismo-

El Palmar en Google Maps 2010

Soy Benito Sánchez-Montañés y éste es mi primer post para La Ciudad Viva. Sólo por la cortesía de la presentación, diré que soy arquitecto y me ocupo de la relación entre la arquitectura y el medio ambiente, sobre lo que imparto clases e investigo en la Universidad de Sevilla.

En esta primera entrada quiero dejar constancia de un debate ciudadano concreto que se está viviendo en este momento sobre el futuro de la playa gaditana de El Palmar. Debate sobre su modelo de desarrollo urbano vinculado al turismo.

Antecedentes:

Simplificando mucho, para no ocupar el post completo, El Palmar es un asentamiento ilegal (“difuso”, en la jerga), perteneciente al municipio de Vejer de la Frontera, que está en proceso de legalización mediante un Plan Especial de Reforma Interior (PERI). Este enclave, para quien no lo conozca, se encuentra en una playa paradisíaca, uno de los parajes más intactos y bellos de todo el litoral español, cuya protección es objetivo de muchos grupos desde hace tiempo.

El poblado de El Palmar tiene todos los inconvenientes de un asentamiento ilegal, fundamentalmente la falta de servicios, pero para quien frecuenta esa playa tiene el relativo encanto de su baja intensidad, dispersión e informalidad, que lo aleja radicalmente de la percepción de cualquier población o urbanización de costa más consolidada.

En este momento, en el que se plantea la materialización de su consolidación y desarrollo, se podría hablar mucho sobre el modelo elegido en general y, en particular, sobre los parámetros ecológicos que se han tenido en cuenta. Pero en cualquier caso, considerando el lugar, un parámetro que parecería indiscutible es el de no ocupar más suelo del que ya está ocupado, minimizando la presencia de las construcciones en el paraje natural.

Dunas en El Palmar. Foto de Facebook.

Sin embargo, el Ayuntamiento ha planteado la urbanización de una nueva zona, la conocida como Malcucaña, con una superficie de 260.800 m2, para un desarrollo hotelero de 700 habitaciones,que se concreta en el Plan Parcial (PP) SAU-5.

Hasta aquí nada nuevo ni sorprendente, bueno quizá sorprenda que haya aún Ayuntamientos apostando por este modelo de desarrollo, pero de eso hablaremos más adelante.

La reacción:

Lo que sí es más nuevo e interesante es la reacción ciudadana y los medios que ha elegido para manifestarse: Un grupo de ciudadanos ha promovido en facebook la movilización contra este proyecto hotelero, a través de dos plataformas en este medio: el grupo “PLATAFORMA CIUDADANA CONTRA EL MACROPROYECTO HOTELERO EN EL PALMAR” (http://bit.ly/9r18Oe) y el perfil “SALVAR EL PALMAR”, (http://bit.ly/cLhHQM). Ambas plataformas suman más de 50.000 seguidores y esto es lo realmente inédito, el movimiento contra un proyecto urbanístico que se genera en la red, integrado por personas de procedencia y condición extremadamente diversa, desde vecinos, a visitantes ocasionales de procedencia remota, pasando por teóricos de la ecología, movidos todos por un sentimiento de reacción contra una iniciativa que consideran descabellada, no en función de intereses personales sino de una convicción cívica. Este modelo de participación remota por una causa común ya merecería una reflexión, en la que no me voy a detener, pero sugiero un vistazo al concepto de TRIBU contemporánea, como lo plantea Seth Godin (http://bit.ly/1IAKN)

En este marco, la Plataforma decide manifestarse en el mundo analógico y los pasados 26 y 27 de febrero tuvo lugar una jornada informativa en El Palmar. Fui invitado a participar con una charla, que devino en mesa redonda por el interés de diversos grupos de participar en el encuentro, lo que comprimió la agenda notablemente.

Momento de las Jornadas Informativas. Foto Cristóbal.

Mi intervención, que pretendía ser técnica, justificaba la importancia de que una infraestructura turística cumpla con determinados parámetros ecológicos para que la actividad turística que acoge se pueda considerar “sostenible” (palabreja sobre la que volveré en un próximo post). Desde este punto de vista, la consideración integral del territorio y no agotar el recurso suelo serían premisas elementales para que el turismo en esa zona sea inocuo o incluso beneficioso para el lugar.

El planteamiento que pretenda defender que un proyecto así puede ser sostenible tiene un problema de enfoque, de tamaño del campo de estudio; porque no se trata de si, “muros adentro” la actividad es ecológica, sino de si lo es abarcando el conjunto del lugar en el que se enclava. Con frecuencia este desenfoque no es inocente, claro, sino una hábil elección que permite una justificación espuria. Hay que considerar que este caso no es el de un frente de costa cualquiera. Por desgracia la costa española se ha saturado de construcción hasta un extremo en el que arenales vírgenes de esta naturaleza son una excepción sobre la que opera el principio de escasez y, por tanto, su protección integral es un prioridad ecológica que, además debe entenderse como una oportunidad, como motor de desarrollo local en virtud del valor que tiene todo lo escaso (en la misma jornada, Juan Clavero, de Ecologistas en Acción, se preguntaba muy gráficamente si para Granada es más valiosa La Alhambra conservada de lo que lo sería su solar para una promoción inmobiliaria). Podéis encontrar una interesante reflexión sobre la obsolescencia del modelo turístico de sol y playa que hasta ahora teníamos en: http://www.juanferrer.es/wordpress/?p=617, en el que con claridad se pone de manifiesto que “el modelo alojativo extrahotelero (de servicios mínimos… como los nodos de una red) es el óptimo para impulsar una ciudad turística en red“. Con este principio podemos afirmar que un desarrollo turístico difuso, integrado en el poblado de El Palmar ayudaría a su desarrollo diferenciado, duradero (sostenible, osea) y de menor impacto.

No hay que olvidar en este debate que la propia Junta de Andalucía, en el Informe de Sostenibilidad del año 2005 decía: “el sector turístico es el que está haciendo mayor presión y daño al entorno natural, sobre todo en el litoral” de cuyos datos se deducía que incluso desde una perspectiva económica se refleja su ineficiencia ecológica, los datos de ese informe reflejan que en el periodo 1996-2003 el valor añadido bruto del sector turístico creció un 29% a costa de incrementar el consumo de agua un 128% y la generación de residuos un 162%, una descripción rotunda de qué quiere decir insostenibilidad de un modelo.

En medio de todo esta reflexión manifestada en las jornadas, el representante municipal se justificó con argumentos como que si no urbanizaban esa zona, no podían controlar la parcelación ilegal, o que no había suelo para equipamientos en el poblado del palmar (hay unas 300 casas en 200 Has) o que si no se recalificaba y urbanizaba suelo no se podía pagar los equipamientos (de un PERI distinto)… No entro a calificar estas opiniones, cada cual puede hacerlo libremente; para más precisión la mesa redonda está grabada y es un documento interesante para hacer una reflexión sobre la aproximación de algunas administraciones al desarrollo litoral.

Participación vecinal en las Jornadas. Foto Cristóbal.

Para concluir, dejo un mensaje del foro de debate de la Plataforma, en el que un vecino ha expresado de manera insuperable, en primera persona, qué supone un modelo de crecimiento integrado socialmente; lo podéis encontrar en este vínculo: http://bit.ly/c4bQIg

La reflexión y la participación siguen abiertas, para quien quiera sumarse.

© benito sánchez-montañés macías, 2010


ALGUNAS REFERENCIAS:

- Blog de Alberto Almansa, periodista:

http://albertoalmansa.wordpress.com/2010/02/26/trabajo-y-desarrollo-urbanizar-el-palmar-2/

- Folleto Informativo de la Plataforma:

http://issuu.com/cleanoceanproject/docs/pelp

- Presentación de la Plataforma ante los vecinos de El Palmar: http://bit.ly/c0eeVL

- La Voz Digital. Noticia sobre la Jornada del 28 de Febrero: http://bit.ly/aiaOdQ

- Sánchez-Montañés Macías, Benito: “Fundamentos arquitectónicos para un turismo sostenible”, Ed. Artefacto C.C.C. Sevilla 2009.

18.2.10

Elencos Umbertianos

http://www.uimp.es/blogs/sevilla/2010/02/18/conferencia-de-umberto-eco-en-sevilla/

De la Conferencia impartida por Umberto Eco en Sevilla, el 17 de Febrero de 2010, en la Iglesia del Hospital de los Veberables, con el título "El vértigo de la Lista".


Vertiginosa fue la conferencia, la agilidad mental de su autor y su erudición. Cualidades que dibujan la fama de Umberto Eco. En definitiva, Eco fue Eco en grado superlativo.
Para ello eligió un argumento que se presta al lucimiento erudito y al juego de la palabra como pocos, el elenco. Práctico o poético, en distinción que él mismo enunció y ejemplificó con la lista de los amoríos de don Giovanni, a cargo de Leporello (práctica, finita e inclusiva de una totalidad) o con las letanías a María Santísima (poética, virtualmente infinita, que pretende transmitir un sentimiento de vértigo, de grandeza, ilimitado).
Tras pasar por esta y otras distinciones lúcidas, reveladoras (la definición sistémica frente a la definición por enumeración de propiedades), tras recitar listas memorables de la literatura o la protociencia, como la de los mil tipos de testículos (cojones, para ser exacto, y en español), terminaría en dos listas absolutamente memorables de la literatura, obras del genio de Borges, la descripción del Aleph y la clasificación de los animales en "cierta enciclopedia china que se titula Emporio celestial de conocimientos benévolos" que aparece en el ensayo-ficción "El lenguaje analítico de John Wilkins"; la primera como muestra de elenco que pretende incluir explícitamente el universo a través del caos y la segunda como desafío a cualquier orden lógico o lógica de ordenación, que alcanza la cumbre del caos, la destrucción de la "elenquistica" (por la belleza de estas dos listas, las incluyo al fin de esta nota).
Desde aquí, la www, "la madre de todas las listas", hagamos un homenaje a la inteligencia del piamontés ubérrimo, y su capacidad de sorprendernos con cualquier argumento que se aproxime, siquiera remotamente, sus soberanos dominios de la semiótica. Laudate Eco!
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La descripción del Aleph, por Borges:

"En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer en el pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemon Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico, yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplican sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osatura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo."

No he encontrado palabras aún para glosar esta pieza, me remito a las de Eco.
Y ahora, la enciclopedia china de los animales:

"...

Esas ambigüedades, redundancias y deficiencias recuerdan las que el doctor Franz Kuhn atribuye a cierta enciclopedia china que se titula Emporio celestial de conocimientos benévolos. En sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en


  1. pertenecientes al Emperador
  2. embalsamados
  3. amaestrados
  4. lechones
  5. sirenas
  6. fabulosos
  7. perros sueltos
  8. incluidos en esta clasificación
  9. que se agitan como locos
  10. innumerables
  11. dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello
  12. etcétera
  13. que acaban de romper el jarrón
  14. que de lejos parecen moscas
..."
Tampoco es probable encontrar palabras bastantes para describir la inquietud que transmite este listado, que se resiste a cualquier catalogación taxonómica... ese "etcétera" en medio del la lista hace ya suficientemente incomprensible el conjunto, pero no contento, Borges elenca a su vez "los incluidos en esta clasificación"(!) destruyendo irremisiblemente los cimientos de la lógica, uno de cuyos pilares es que lo listado no se puede incluir en una lista, como no se puede incluir lo definido en la definición.
Sólo para rememorar estas dos listas hubiese merecido la pena la conferencia.
Gracias

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Mi buen amigo Carlos Porras me facilita un nuevo elenco nada desdeñable, se trata del índice de una obra de Fray Andrés de San Miguel, fraile carmelita y gaditano por más señas, emigrado a México para difundir la carpintería de lo blanco, en su calidad de arquitecto de la orden, a finales del XVI y principios del XVII.
Lo transcribo:

Primera Parte:

Templo del Rey Salomón.

Análisis de templos del Perú. (¿estuvo alguna vez allí?)

Reglas para construir iglesias de la Orden.

Segunda Parte:

Tratado de arquitectura.

Tratado de matemáticas.

Tercera Parte:

Tratado de Hidráulica: aguas, acueductos, bombas y desagües de la ciudad.

Relación del viaje a Nueva España en la Santa María de la Merced.

Demostración de la Gracia de la Virgen mediante cálculos numéricos.

Breves notas sobre priscos y melocotones.

Esto se llama ir de lo general a lo particular. Los dos últimos apartados se prometen apasionantes. Es brillante la nota de Carlos en la que me hace una lúcida reflexión: "Te recuerdo que, Alcaudete, que hasta hace tiempo era un reconocido productor de orejones, tiene por patrona a la Virgen de la Fuensanta..... " lo que resuelve, de momento, la relación entre el tratado de hidráulica, la gracia de la Virgen y los melocotones. Algo hemos avanzado (si admitimos que Fray Andrés tuvo su revelación particular en las inmediaciones de Alcaudete, claro...).

9.2.10

LAS TRES MARÍAS (y el San José... Quetglas)



Notas tomadas en una conferencia de José Quetglas, dictada en la ETS de Arquitectura de Sevilla, el 13 de Mayo de 2009, como homenaje en el primer aniversario de la muerte de Rafael González Sandino.

Los profesores tienen una extraña pervivencia a través de los ojos y oídos de los que aprendieron de ellos.

Bailar es atravesar entre los compases de la música, según RGS. Es una buena regla de comportamiento en instituciones endogámicas y rígidas como la universidad.

RONCHAMP: He tenido una visión, Ronchamp es un dolmen! Quetglas lo ratifica minutos después. Qué sorprendente coincidencia… ¿o no?

El espacio humano por excelencia, la invención del espacio, el dolmen. Por eso lo reverenciamos, porque al levantar un pedazo de la tierra ha generado el espacio arquitectónico, quizás la primera gran invención del hombre…

No otra cosa es la arquitectura de Le Corbusier.

Su sintagma fundamental son los piloti sobre los que se apoya la masa.

Digo yo que, paradójicamente, en Le Corbusier el espacio arquitectónico sería el que queda bajo el espacio interior de uso del edificio, es como una negación del fin de la arquitectura contemporánea, al menos del funcionalismo espacial.


Hay que visitar Ronchamp por la mañana para percibir en la pared la constelación de estrellas en las que brilla Notre. Dame du Haut. La virgen de lo ALTO está en un cielo estrellado. Arriba, como en el dolmen que se ha levantado, rampante, siguiendo esa vocación a la elevación que encontramos insinuada en la elevación de la gran piedra del dolmen (Hace notar y subraya que no es horizontal y que esta inclinación no es casual).

La arquitectura tiene tres orígenes, la cueva, el dolmen y el menhir.

Quetglas propone una confusa agrupación de justificación/componentes del proyecto:

- El dolmen está presente en la panza de piedra y los apoyos (3) porque la pared Este desaparece al ser una constelación, desdibujando su soporte, como no vemos la página de papel al leer.

- La cueva se manifiesta como una fisura bajo la gran roca curvada, con un muro que la cierra, haciendo que los dos elementos, roca y muro, sean semánticamente independientes, como en la arquitectura troglodita (Setenil).

- El Menhir está presente en la vertical y la horizontal descompuestos, en la que el protagonista es la luz vertical en la esquina, a la que miran los bancos como en la Tourrette (éste es el punto más alambicado del análisis). Es cierto que sorprende la posición de los bancos, mirando a la luz y no directamente al altar mayor.

- Las Tres Marías están presentes en las tres torres, según una imagen de una película de Laura Dern (directora de culto que Quetglas recupera y cuya relación remota con Le Corbusier reconstruye) en la que una mujer de espaldas con tocado se vuelve para mostrar un espejo plano en lugar de rostro, componiendo una imagen análoga al volumen de las torres, en el que además la fisura vertical sería el rastro antropomórfico de la nariz, y un dibujo en el que Le Corbusier representa una escultura supuestamente de las Tres Marías en la cubierta de la iglesia proyectada.

Al mismo tiempo, redundantemente, las Tres Marías son esos tres orígenes de la arquitectura presentes en Ronchamp.

Pero Quetglas utiliza un mismo recurso arquitectónico, la panza como roca gravitante, y lo analiza desde dos puntos de vista. Pero digo yo que será válido lo uno o lo otro, no lo uno y lo otro, por lo que entender que están presentes los tres conceptos es incierto, al menos no simultáneamente.

- La referencia a la cineasta también está presente en el origen de la constelación, que tendría su cita en un fragmento de otra película. Estas referencias a personajes imposibles para extraer analogías improbables son el divertimiento y pirueta favoritos de los intelectuales-espectáculo como Quetglas. ¡Qué cansancio! ¿Es que nunca se van a animar a decir algo objetivo, probable y sobre lo que podamos avanzar? En fin, supongo que todo esto pertenece al género de juego floral, tan grato.

25.1.10

FUNDAMENTOS ARQUITECTÓNICOS PARA UN TURISMO SOSTENIBLE



Mi nuevo libro, del que adelanté el prólogo en un post anterior, ya está en la calle.
Quien quiera un ejemplar calentito no tiene mas que pedirlo.


















Ha sido un proceso lento, pero finalmente tenemos un escalón sobre el que auparnos para alcanzar el siguiente en nuestra investigación.
Espero comentarios. Ánimo, sólo son 400 páginas y con ilustraciones!



12.1.10

AVATAR

James Cameron dejará una herencia de impresionante producciones, de las que más de una habrá sido la más cara de la historia del cine, hasta el momento de su estreno (Titanic, Avatar, ¿quizá alguna más...?). Películas con recursos técnicos inimaginables al servicio del espectáculo visual, del movimiento y la acción, ideados y llevados a cabo magistralmente, como los que dejó firmados en los Terminator (la 2 es inolvidable) o en el propio Titanic. Podrá igualmente estudiarse su dominio del entretenimiento, de la tensión narrativa y los recursos que manejan la reacción previsible del espectador, siendo autor de seguramente la mejor y más divertida cinta protagonizada por Schwarzenegger (sí, las hay), True Lies. Por lo que lleva dirigido hasta ahora, sin embargo, no es probable que pase a la historia como filósofo ni como sutil analista del alma humana.

Admitido lo anterior, Avatar podrá considerarse uno de los máximos exponentes del cine de Cameron. No creo que haya hasta ahora un ejemplo semejante de integración de animática y filmación real, en cantidad y calidad. Su acción es trepidante y nos sitúa en una trama de la más ambiciosa ciencia-ficción en medio de planetas remotos, paisajes de una belleza imposible, alienígenas humanoides, tensiones, intereses, enfrentamientos, heroicidad, pasiones… Con una coreografía visual y un ritmo de acción que hace que vuelen los 150 minutos de su corte comercial para España.

Dicho lo cual, hace mucho tiempo que una película no me irritaba tanto. Si algo puede sacarme de mis casillas es que se mine una causa noble (o varias) utilizándola para justificar el propio lucimiento a base de descafeinarla, prostituirla, privarla de todos sus cimientos, su lógica, su coherencia. Y eso precisamente hace Cameron en Avatar. No sé decir si por hipocresía, simplismo pueril, ignorancia o todo ello junto.

El guión elabora un paradigma del bien absoluto que se sustenta en un refrito de teorías postmodernas o inmemoriales, entre las que se reconoce una revisión energética de Gaia, el panteísmo naturalista y el buen salvaje roussoniano, que deben de pretender justificar una especie de ultra-ecologismo de tintes religiosos... o no, nada de tintes, manifiestamente religioso, con diosa, altar, congregación, oraciones y todo lo demás. Ahora la diosa es la Naturaleza, y se le reza en un arbol, eso sí, todo es muy energético y saltan chispitas… pero vamos, que nadie se despiste por la parafernalia, animismo puro. Al bien, claro, se enfrenta el mal, no menos absoluto y simple, sumado por la ambición, violencia, odio y todas esas cualidades que perfilan al malo malísimo.

Hasta aquí todo discutible, infantil, poco serio… de acuerdo, pero no ha llegado lo peor. Lo realmente infumable es que al final la película es lo que es y Cameron vuelve por donde solía, para resolver el antagonismo al viejo estilo: Los buenísimos se dejan de tonterías y hasta a la propia Madre Tierra se le inflan las narices, para acabar con el problema en formación militar y a tiro limpio, violencia contra violencia, batallas de libro, contraataque y aniquilación del malo. ¡Coño con Gaia! Si al final donde saben acabar con los ataques contra el equilibrio ecológico va a ser en West Point.

Como resultado toda la parábola ecológica queda desactivada, la intención pacifista ninguneada, prostituída. El mensaje es de una perversidad pavorosa: no hay otro medio, no hay otra lógica, no hay otro equilibrio: si te atacan, ataca, ojo por ojo, la violencia es la solución.

No creo que pueda hacerse más daño que con este tipo de ideas, que sustentan la guerra desde el principio de los tiempos, revestidas de la piel del cordero buenrollista universal, justificada por una magia energética inexplicada y remota, y que no comunica un esquema de valores contrastables, con el que uno puede comprometerse y que sea aplicable en nuestra vida cotidiana.

Uno prefiere pensar que estos productores sólo son mentes simples e ignorantes, incapaces de construir un discurso sólido más allá de sus esquemas consabidos. La otra explicación da miedo. Si ésta es la capacidad de compromiso de Cameron, prefiero el mensaje de Terminator, que no pasa de un Dirty Harry ciborg, por lo menos no engaña a nadie y sabemos a qué atenernos. Pero si la conciencia ecológica y pacifista de nuestros adolescentes tiene que sustentarse en episodios como Avatar, apaga y vámonos… bueno, no hace falta que apagues, ya se encargarán ellos.